Articulo publicado en el Diario Información

Marcos, que acaba de cumplir quince meses, está en brazos de su madre. Ha comido y ahora toca dejarlo en la cuna para que se duerma. De pronto se pone rígido, la mirada perdida, los labios ligeramente morados y su cuerpo empieza con sacudidas. Con él en brazos, su madre corre a por el teléfono para pedir ayuda: “mi hijo está convulsionando”. Cede en apenas dos minutos, pero han sido eternos.
Aunque es la primera vez que le ocurre, la mamá ha sabido reconocer que su bebé tenía una convulsión. A esta edad, la causa más frecuente de que una criatura convulsione suele ser la fiebre, las llamadas convulsiones febriles. Es la respuesta del cerebro a la subida o bajada brusca de temperatura. Afecta aproximadamente a 4 de cada 100 niños/as en la franja de edad entre los 6 meses y los 5 años.
Pero no voy a centrarme hoy en las convulsiones febriles. Veamos qué es una convulsión y algo muy importante: qué hacer y qué NO hacer si la presenciamos.
¿Qué es una convulsión?
Como le ha ocurrido a Marcos, súbitamente ha perdido la consciencia, ha dejado de responder al llamarle o estimularle, el cuerpo se ha puesto rígido y ha comenzado con sacudidas rítmicas. La boca se puede poner de color azulado o morado, encajada y los ojos en blanco o con la mirada perdida.
Estos síntomas son los que aparecen con más frecuencia, otras veces puede quedarse fláccido, blando, sin tono muscular. Con mucha menos frecuencia puede haber convulsiones atípicas: se afecta solo una parte del cuerpo o presentan movimientos sutiles como parpadeos rápidos o gestos repetitivos; otras veces son alteración de consciencia de unos segundos o minutos en los que parecen estar ausentes o presentan episodios de confusión. En estos casos es más difícil el diagnóstico.
¿Qué debemos hacer ante una convulsión?
- Es importante intentar mantener la calma, que no es fácil. Pedir ayuda si hay alguien cerca y llamar al teléfono de emergencias 112.
- Mirar la hora para saber la duración de la convulsión.
- Asegurarnos que está en un lugar seguro, que no se pueda hacer daño: alejar objetos con los que pueda golpearse, alejarla de escaleras… y ponerle de lado, sobre un costado.
- Aflojar cualquier prenda de ropa que pueda estar ajustada alrededor del cuello o la cintura.
- Si es un bebé se puede dejar, si es posible, en una superficie confortable en posición lateral. Si lleva chupete o algún objeto en la boca lo sacamos.
- Permanecemos en todo momento junto a la criatura.
¿Qué NO debemos hacer ante una convulsión?
- NO se mete nada en la boca. Al contrario, se debe retirar todo lo que tenga en la boca para despejar la vía aérea. No existe riesgo de “tragarse la lengua”, es un mito.
- NO se le da nada de beber.
- NO intentamos sujetarlo/a ni detener sus movimientos.
- La mayoría de las veces las convulsiones van a ceder solas y en menos de 5 minutos.
Si ha sufrido otras y su pediatra le ha prescrito una medicación, hay que administrarla siguiendo las indicaciones dadas.

