En agosto, desde hace años, escribo un artículo acerca de “la cara amarga del verano”: los ahogamientos.
Y cada año vuelvo a insistir en la falta de campañas institucionales, como las de tráfico. Este verano nos sobrecogen las imágenes de los atropellos y el mensaje de que más de cien personas mueren atropelladas al año. Pues más del triple mueren cada año ahogadas y las instituciones siguen sin implicarse, aunque sea un grave problema de salud pública.
También seguimos sin un registro actualizado “oficial” de personas
ahogadas. Ha de pasar más de un año para conocerlo, cuando se publica la estadística de defunciones según la causa de muerte del I.N.E.
Según la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, desde primeros de años han fallecido por ahogamiento en espacios acuáticos 226 personas. Y 27 son niños/as. El pasado año, aún con restricciones COVID, en la Comunidad Valenciana murieron ahogadas 50 personas.
Pero no se trata sólo de conocer el número, es importante un registro de las circunstancias en que se han producido. Así podremos abordar la prevención.
Por ejemplo, si la mayor parte de los ahogamientos infantiles se producen en piscinas privadas y el grupo de edad de más riesgo son los menores de 7 años, habrá que desarrollar estrategias preventivas de concienciación y divulgación dirigidas a madres y padres jóvenes.
Pero hay más, habrá que pedir una regulación que mejore la seguridad infantil en las piscinas si queremos disminuir el número de fallecimientos.
Desde nuestro papel de pediatras seguiremos insistiendo en que los accidentes no son accidentales, se pueden prevenir.
Algunos de los mensajes que os queremos hacer llegar forman parte de la campaña de prevención de ahogamientos infantiles OjoPequealAgua:
- Si pierdes de vista al niño, el primer lugar que tienes que mirar es la piscina.
- Bastan 27 segundos para que un niño fallezca ahogado.
- Haz de tu piscina y de su entorno un lugar libre de móvil.
- La principal característica de ahogamiento infantil es el silencio.
- Evita los juegos alrededor de los bordes de las piscinas.
- Recoge juguetes u otros elementos de flotación manteniéndolos alejados de la piscina después de su uso.
- Norma 10/20. Mirar a la piscina cada 10“ y llegar antes de 20”. O lo que es lo mismo: supervisión constante y alcanzar el agua con el brazo.
- Los niños deben pedir permiso antes de utilizar la piscina. Los niños deben saber que no pueden estar en la piscina sin la supervisión de un adulto.
- Con piscinas hinchables recuerda que tras el baño hay que vaciarla, darle la vuelta y dejarla fuera del alcance infantil.
- Sólo 10 cm de agua son suficientes para cubrir la carita del bebé. Se desequilibran, caen boca abajo y no son capaces de darse la vuelta.
- Los flotadores, manguitos y otros sistemas de flotación son eso: sistemas de flotación, no son salvavidas. ¡No protegen frente al ahogamiento!. La recomendación es el chaleco.
- Llevamos unos años con bañadores con cola de sirena y que mantienen las piernas de la niña sin movilidad. Son peligrosas porque es difícil desenvolverse en el agua con las piernas inmovilizadas.
- Enseña a los niños/as a nadar. Pero no te confíes.
- No te bañes cuando la bandera así lo indica. Lo que tú hagas hoy, ellos lo harán solos mañana.
- En el parque acuático también vigila a los peques.
- Aprende maniobras de reanimación. Ante un ahogamiento infantil cada segundo cuenta.
- Y para terminar un último mensaje con el que os deseo un feliz verano: que los menores siempre estén vigilados por un adulto y los eduquemos para que eviten las situaciones de riesgo.
- Dra. Isabel Rubio