Articulo publicado en el Diario Información

Recomiendo, como la mayoría de los pediatras y enfermeras pediátricas, el uso del chupete.

¿Desde cuándo?

Si la mamá inicia lactancia materna aconsejamos no ofrecerlo los primeros días de vida. Esperar hasta que la lactancia esté bien establecida, no suele ser más a allá del primer mes. Si inicia una lactancia con biberón se puede ofrecer desde un principio.

¿Por qué lo recomendamos?

En 1993 se publicaron estudios que confirmaban lo que se venía observando desde hacía muchos años: el ”efecto protector” del chupete frente al riesgo de muerte súbita e inesperada del lactante (MSIL). La MSIL es el fallecimiento sin razón evidente del bebé menor de un año, que ocurre generalmente durante el sueño.

El pasado junio se presentó en el Congreso de la Asociación Española de Pediatría un estudio valenciano, liderado por el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, acerca de cómo se comporta la MSIL en la Comunidad Valenciana: la incidencia es de 0,14 casos por cada mil niños nacidos vivos. La misma cifra que nos da el Instituto Nacional de Estadística, que se traduce en 47 fallecimientos en el año 2022 (el último año del que hay registros).

Desde hace ya dos décadas, la Academia Americana de Pediatría recomienda para prevenir la MSIL ofrecer el chupete en el momento de dormir durante el primer año de vida (tanto por la noche como en las siestas).

El “efecto protector” del chupete se obtiene en el sueño que se inicia usando chupete. Por tanto no es necesario volver a colocarlo si se cae durante el sueño.

En bebés con lactancia artificial la recomendación es especialmente importante, ya que no tienen el efecto protector de la lactancia materna frente al riesgo de la MSIL.

El chupete no sólo le protege, como hemos visto, le tranquiliza, calma el llanto, le ayuda a conciliar el sueño, reduce el estrés y el dolor en procedimientos desagradables, es decir, tiene un efecto analgésico. También se ha observado que mejora el ritmo cardiaco en los recién nacidos y la presión sanguínea.

¿Hasta cuándo?

Para evitar otros efectos adversos del uso del chupete se recomienda iniciar la retirada a partir del primer año de vida. Hemos cubierto las edades de máximo riesgo de la MSIL y aquellas en las que el lactante tiene mas necesidad de succionar. Cada criatura tiene un ritmo y un nivel de maduración, a veces será más fácil y rápido y otros más lento…pero llegar a los 2 años sin chupete.

A lo largo de su segundo año de vida ya ha desarrollado otras habilidades para calmarse, ya se alimenta tomando una gran variedad de alimentos y texturas. Es bastante autónomo en la comida, bebe en vaso, mastica los alimentos y la comida se va convirtiendo también en un acto social, puede comunicarse con palabras.

La succión ha de ir quedando atrás. Va abandonando “la etapa oral”. Es un paso evolutivo necesario en su desarrollo, y como padres estamos ahí para ayudarle a crecer, animarle a que se vaya haciendo mayor.

También beneficia su salud bucal, pues un uso prolongado del chupete altera el posicionamiento dental, afecta a la musculatura orofacial y por tanto a la masticación, deglución, respiración y habla.

 

Algunas orientaciones para dejar el chupete:

  • Evitar su uso continuo, que no lo lleve colgado para evitar que lo tenga a mano. Poco a poco reducir el tiempo que lo usa.
  • Dejar el chupete solo para cuando vaya a dormir. Al levantarse le animamos a que lo deje guardado en una cajita o con una cinta atada a la cuna/cama.
  • Motivarlo y prepararlo para una determinada fecha en la que se despedirá definitivamente de él. Podemos montar una historia para que regale su chupete a algún personaje de un cuento o a un recién nacido de su entorno. O que se lo lleven los Reyes Magos o Papá Noel.
  • Siempre involucrándolo/a en la decisión. Siempre de una forma respetuosa.
  • Hablar de ello con empatía, diciéndole que sabemos que ha sido “muy chulo tener un chupete para dormir”…”mamá también tuvo un chupete que quería mucho y se lo regalé a… porque quería hacerme mayor y…”.  Siempre echar mano de cuentos que hablen de ello.
  • Cuando llore podemos calmarlo/a en brazos, hablarle. Tener previsto un objeto que le sirva de consuelo, un peluche por ejemplo, que será sobre todo útil a la hora de dormir.
  • No debe coincidir con otro acontecimiento importante como el nacimiento de un hermano o la entrada en la escuela infantil.

Como en cualquier cambio necesitamos transitarlo con tranquilidad, paciencia, seguridad (sabemos que es beneficioso y necesario para nuestro/a hijo/a) acompañándolo/a y dándole tiempo para aceptar que deja algo placentero e ilusionarse con otras alegrías que llegan al ir haciéndose mayor.

 

Artículo escrito por la Dra. Isabel Rubio